Sapito amarillo y rojo de Niquitao

Nombre científico: Atelopus chrysocorallus

Autoridad taxonómica: La Marca, 1994

Notas taxonómicas:

La referencia más antigua (La Marca y Reinthaler 1991) para esta especie es Atelopus [sp.], antes de la descripción original.

Sinónimos:

Phylum: Chordata

Clase: Amphibia

Orden: Anura

Familia: Bufonidae

Género: Atelopus

Categoría: En Peligro Crítico En Peligro Crítico

Criterio: A2ace; B1ab(i,ii,iii)+2ab(iii,v)

Nombres comunes:

sapito amarillo y rojo de Niquitao, ranita amarilla de Niquitao, sapito arlequín amarillo y rojo de Niquitao, Niquitao harlequin frog, Niquitao harlequin toad

Descripción:

Rana con el dorso de color amarillo o solo en la parte anterior; la parte posterior a veces es cromo-anaranjada o escarlata. Su vientre es uniformemente rojo rubí, aunque puede ser cromo-naranja hacia el pecho y la garganta. Las palmas y plantas son de color amarillo-naranja. Tiene hocico proyectado y sus miembros posteriores son cortos. Las hembras adultas miden entre 4,7 y 5,0 cm, mientras que los machos entre 4,0 y 4,2 cm. Al igual que otras especies del género Atelopus, es diurna, terrestre y habita en el bosque húmedo montano cerca de quebradas pequeñas (La Marca 1994b, La Marca 1995a, La Marca y Lötters 1997).

Distribución:

Es una especie endémica de los Andes de Venezuela, y solo se le conoce en la quebrada La Aguada, un afluente de la quebrada El Molino, tributaria del río Burate, situada aproximadamente a 2,5 km de Niquitao, municipio Boconó, estado Trujillo, a elevaciones entre 2.200 y 2.700 m (La Marca 1994b, La Marca 1995a, 2005, La Marca y Lötters 1997, La Marca y García-Pérez 2004a).

Situación:

Apenas se tiene conocimiento de diez ejemplares adultos de la especie, colectados en 1987 (La Marca 1994b). Los colectores originales observaron otros diez que no fueron extraídos de su hábitat. Individuos adultos fueron vistos por última vez en 1988 (La Marca y Lötters 1997). En julio de 1990, en una exploración exhaustiva realizada en la quebrada El Molino, cerca de la ciudad de Tostós, no se observaron sapitos de Niquitao. Para el año 1994 hubo reportes informales no confirmados. Recientemente se han efectuado prospecciones de campo adicionales que han sido infructuosas (La Marca 1994b, La Marca y Lötters 1997, La Marca 2005a). En septiembre y noviembre de 2010 se encontraron abundantes renacuajos en un afluente (700 larvas) así como dentro del cauce principal (número no especificado) de la quebrada El Molino. En noviembre de 2011 se hallaron 312 renacuajos en el afluente y dos en el sitio del cauce principal. El área de ocupación de esta especie es extremadamente limitada y se ha estimado en menos de 10 km2 (La Marca y Lötters 1997). A escala global se clasifica en la categoría En Peligro Crítico, aunque también se ha reportado como Probablemente Extinta (La Marca 2005a, IUCN et al. 2006, IUCN 2014).

Amenazas:

Esta es una especie poco conocida que habita en un área sometida a una fuerte presión de uso agrícola y pecuario, por lo que se sospecha que la destrucción y el deterioro progresivo del hábitat, más el efecto adverso de los biocidas, pudieran estar perjudicando sus poblaciones. No se ha reportado la presencia del hongo quítrido en los únicos ejemplares de museo disponibles, pero es probable que, al igual que en las otras especies del género, sus poblaciones hayan sufrido el efecto devastador de este hongo patógeno en conjunción con los cambios climáticos. Su situación es alarmante, ya que su restringida distribución, estimada en menos de 10 km2, hace que las consecuencias independientes de deforestación, incendios, deslaves y crecidas excepcionales de los cauces de las quebradas actúen en sinergia con otros factores deletéreos (La Marca 1994b, 2005, La Marca y Lötters 1997, La Marca y García-Pérez 2004a).

Conservación:

El sapito amarillo y rojo de Niquitao no cuenta con ninguna medida específica para su conservación; su área de distribución se encuentra dentro de los linderos del monumento natural Teta de Niquitao-Güirigay, en el estado Trujillo, pero aún no se ha evaluado cuán efectiva es esta área en relación con la protección de la especie. Se ha llevado a cabo un programa de monitorización en la localidad tipo y otras zonas cercanas, a fin de determinar su estatus poblacional actual. Los resultados son alentadores ya que, aun cuando no se han localizado ejemplares adultos, el descubrimiento de renacuajos en varias oportunidades arroja buenas expectativas para la especie. No se han efectuado ensayos de mantenimiento y cría en cautiverio. Se sugiere producir estudios sobre la calidad del hábitat, tanto terrestre como acuático, además de realizar análisis de diversas causas o factores naturales y/o antrópicos que pudieron haber ocasionado la disminución de sus poblaciones.

Ilustrador: Ximenamaria Rausseo

Autores:

Pablo Tovar-Siso, Juan Elías García-Pérez y Enrique La Marca

Cita sugerida

Tovar-Siso, P., García-Pérez. J. E. y La Marca, E., (2015) Sapito amarillo y rojo de Niquitao, Atelopus chrysocorallus, En: J.P. Rodríguez, A. García-Rawlins y F. Rojas-Suárez (eds.) Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Cuarta edición. Provita y Fundación Empresas Polar, Caracas, Venezuela., Recuperado de: www.especiesamenazadas.org/taxon/chordata/amphibia/anura/bufonidae/atelopus/sapito-amarillo-y-rojo-de-niquitao Sábado, 23/11/2024