Nombre científico: Atelopus carbonerensis
Autoridad taxonómica: Rivero, 1972
Notas taxonómicas:
Esta rana originalmente se describió en 1974 como una subespecie de Atelopus oxyrhynchus, hasta que fue elevada a la categoría de especie en 1983 (La Marca 1983).
Sinónimos:
No se conocen sinónimos, aun cuando en la literatura antigua se utilizó solamente la combinación binomial de Atelopus carbonerensis para ejemplares de esta especie (Rivero 1963, Dole y Durant 1974, Durant y Dole 1974), sin justificación taxonómica.
Phylum: Chordata
Clase: Amphibia
Orden: Anura
Familia: Bufonidae
Género: Atelopus
Categoría: En Peligro Crítico
Criterio: A2ace; B2ab(v)
Nombres comunes:
ranita amarilla de La Carbonera, sapito amarillo de La Carbonera, ranita amarilla, La Carbonera yellow toad, Venezuelan yellow frog, Venezuelan yellow toad, yellow little toad of La Carbonera
Descripción:
Se distingue de otras ranas en el género por su hocico puntiagudo proyectado, la extensión de la membrana pedal y su coloración amarilla uniforme excepto por una tonalidad rojiza (o escarlata) en la parte posterior del vientre. Es relativamente pequeña (alcanza un máximo de 55 mm en las hembras), con marcado dimorfismo sexual en tamaño ya que los machos escasamente llegan a los 46 mm (La Marca y Esqueda 2005). Es una especie de reducidos requerimientos espaciales, poco menos de 60 m2 en los machos y a 33 m2 en las hembras. Se alimenta de una variedad de insectos (sobre todo coleópteros y hormigas) y arañas. Es de hábitos terrestres y diurnos (La Marca y Esqueda 2005). En vida silvestre puede alcanzar los diez años de edad, como lo demuestran ejemplares marcados y recapturados en el campo (La Marca 1984). Su reproducción es por huevos, que son depositados en largas ristras en las márgenes de las quebradas.
Distribución:
Endémica de bosques nublados en la cordillera de Los Andes, específicamente del municipio Andrés Bello del estado Mérida. La mayoría de los reportes en la literatura especializada son de quebradas con elevaciones entre los 2.000 y 2.800 m en el bosque de San Eusebio, en la vía entre Jají y La Azulita (La Marca 1992, La Marca y Esqueda 2005).
Situación:
Esta era una especie relativamente abundante a comienzos de la década de los setenta. Los estudios ecológicos llevados a cabo durante esa época indican que se podía capturar hasta un centenar de ejemplares en cortos lapsos de tiempo y se llegaron a marcar unos 750 individuos mediante un sistema que consistía en cortar trozos de sus dedos de las manos y los pies. Hoy en día, dicho método es considerado inapropiado por el gran porcentaje de mortalidad que conlleva (Rivero 1974, La Marca 1995c, La Marca y Löttrs 1997). En aquellos tiempos era también común ver docenas de sapitos arrollados por vehículos en la carretera cercana (Dole y Durant 1974, Durant y Dole 1974). Atelopus carbonerensis ha sido objeto de una de las monitorizaciones más prolongadas para cualquier especie del género, con un seguimiento continuo a partir de 1990 (La Marca 2004b). Desde entonces, solo un ejemplar fue visto en 1995 y aparentemente otro fue fotografiado en 1998. Debido a que muchas de sus poblaciones podrían estar extintas, su situación actual se considera como en extremo crítica, tomando en cuenta que su área de distribución es menor a 10 km2 (La Marca y Esqueda 2008, La Marca et al. 2010b).
Amenazas:
Esta es una de las primeras especies que sirvieron para alertar sobre el fenómeno global de declinación de los anfibios. Sobre la misma se ciernen diferentes amenazas, ninguna de las cuales ha sido catalogada como determinante. Más bien parece existir una sinergia entre distintos factores, como por ejemplo la destrucción acelerada del hábitat boscoso en función de pastos y cultivos, la contaminación de las aguas por fertilizantes y pesticidas, la introducción de un anfibio exótico (rana toro, Lithobates catesbeianus) y un agente micótico de tipo patógeno (Batrachochytrium dendrobatidis), entre otros (Young et al. 2001, Hanselmann et al. 2004, La Marca y Esqueda 2005). La hipótesis más reciente involucra cambios climáticos, sobre todo a nivel de precipitaciones, derivados de alteraciones en los patrones de condensación de las nubes que tienen su origen en la pérdida de la cobertura forestal de la región de La Carbonera y de su área geográfica inmediata en el sur del lago de Maracaibo; esta última a partir de la década de los cincuenta (La Marca y Esqueda 2005).
Conservación:
Algunas poblaciones del sapito amarillo de La Carbonera se encuentran dentro de un área protegida: el Parque Nacional Sierra de La Culata. El decreto N° 1486 (del 11 de septiembre de 1996) le dio el estatus de Especie en Peligro de Extinción en el territorio venezolano (Venezuela 1996b). Para establecer cualquier iniciativa de conservación es necesario realizar búsquedas más intensas que cubran una mayor extensión geográfica que la explorada hasta ahora. Todavía quedan vastas superficies de bosques relativamente vírgenes que no han sido explorados herpetológicamente y que podrían rendir quizás algunos individuos que hayan logrado sobrevivir a las amenazas mencionadas. Sigue pendiente la evaluación de los parámetros físico-ambientales que pudieran sentar las bases para ensayos futuros de cría ex situ, dado el caso de conseguirse ejemplares. Estas iniciativas deberán estar respaldadas por personal experto que mantenga comunicación con especialistas que hayan tenido experiencias exitosas con cría de especies en otros ambientes altiandinos (La Marca et al. 2010b).
Ilustrador: Alexander Lobo
Autores:
Enrique La Marca
Cita sugerida
La Marca, E., (2015) Sapito amarillo de La Carbonera, Atelopus carbonerensis, En: J.P. Rodríguez, A. García-Rawlins y F. Rojas-Suárez (eds.) Libro Rojo de la Fauna Venezolana. Cuarta edición. Provita y Fundación Empresas Polar, Caracas, Venezuela., Recuperado de: www.especiesamenazadas.org/taxon/chordata/amphibia/anura/bufonidae/atelopus/sapito-amarillo-de-la-carbonera Jueves, 21/11/2024